Las 3 cosas que puede hacer Banxico ante la victoria de Trump

Pasa de la media noche, y con el sonido de las campanas, todo parece apuntar que Donald Trump será el próximo presidente de Estados Unidos.

El desafío para México no es menor, el programa económico de Donald, tan impreciso como incierto, lleno de inconsistencias y vacíos, tiene un perfil muy claro: el cataclismo total.

El golpe vendrá por dos frentes principales: la renegociación del TLCAN y la política de migración del país vecino.

El primero amenaza con deprimir las exportaciones mexicanas, la instalación de empresas estadounidenses en nuestro país; y el deterioro de la inversión extranjera directa (con la que financiamos nuestro déficit comercial). La segunda ala va sobre las estructuras interdependientes que se han generado entre los mercados laborales de ambos países, y el flujo de las remesas que ingresan a nuestra economía, las cuales se destinan a financiar el consumo nacional, ese que representa hasta el 75% de la demanda total de nuestro país y alrededor de dos terceras partes del producto nacional.

Será en efecto “un Huracán”, como se le oyó  decir la semana pasada al gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, en una entrevista que realizó a Milenio TV.

Sin embargo, en esa misma noticia, Carstens aseguró haber diseñado ya un “plan contingente” en caso de que este escenario, el triunfo de Donald Trump, se concretase. Textualmente dijo:

“Si se manifiesta el escenario adverso, es posible que las autoridades mexicanas respondan de alguna forma”, y cuando se le pregunto en qué sentido vendría esta respuesta contestó: “es un plan contingente que hemos hablado con el Secretario de Hacienda, pero que esperamos no tener que usar”.

Pues bien, ante el escenario de catástrofe, sólo queda preguntarnos: ¿cuál es ese plan contingente que señala Carstens?

Banco de México cuenta en estos momentos con poco más de 175 mil millones de dólares como reservas para defender la embestida contra el peso mexicano; poco más del doble de reservas de las que contaba en el 2009, cuando sorteo la crisis hipotecaria de Estados Unidos; y hasta 10 veces más de lo que alcanzó a acumular durante la crisis de 1995. No es un monto menor, pero se encuentra 10% debajo del máximo histórico que alcanzó a juntar la institución en enero de 2015.

A pesar de ello, el mercado no ha titubeado en atacar la moneda mexicana, y al momento de escribir esta nota, el peso mexicano ha retrocedido en un 13% en tan sólo unas horas. Así que Banco de México debe de contar con un “As” bajo la manga si pretende enfrentar la turbulencia que se avecina.

En consecuencia, creemos que el plan contingente de la autoridad podría venir en estas tres medidas principales:

Primero. En mayo, la comisión de cambios (que integra tanto Banxico como Hacienda) anunció que el Fondo Monetario Internacional le había incrementado la Línea de Crédito Flexible a México a 88 mil millones de dólares, la mitad de lo que contamos actualmente de reservas internacionales, y superior al crédito que se le otorgó a Banxico en el 2008 por 75 mil millones de dólares.

La Línea de Crédito no ha tenido que usarse nunca, sin embargo; a través de su anunció Banxico incide sobre las expectativas de depreciación cambiaría, así que una de las posibilidades es que Carstens haya negociado una ampliación de la misma línea, en lo que imaginamos podría ser hasta los 100 mil millones de dólares, con lo cual sumaría una carga potencial muy cercana a los 275 mil millones de billetes verdes, y desde donde puede sortear una “amenaza” de protección al peso.

En segundo lugar, el Banco de México puede contratar un programa de intercambio de divisas (swaps) con la Reserva Federal de los Estados Unidos de manera temporal. Es un mecanismo extraordinario que Banxico empleó durante el primer trimestre del 2009, y a partir del cual consiguió hasta 30 mil millones de dólares adicionales (cuadro 1), lo que le permitió proveer créditos a empresas que requerían hacer frente al vencimiento de sus pasivos en dólares, y que no lograban obtener recursos apropiados dentro de los mercados internacionales.

swaps

La línea de swap puede contratarla de un día a tres meses, y el valor promedio de los contratos que suele practicar la Fed oscila exactamente en los 30 mil millones de dólares, si bien, Banxico podría negociar un incremento sustancial del mismo (o incluso fijarlo sin límites), estimamos que al menos pueda beneficiarse de un margen similar al de 2009 para socorrer a la moneda, lo que sumaría cerca de 300 mil millones de dólares en total, para hacer blindaje sobre el tipo de cambio (Gráfica 1).

plan-contingente

Con estas medidas, estimamos que Banco de México podría contar con hasta un 61% de dólares adicionales a los que contaba en la crisis del 2009, cuando la moneda se depreció en un promedio del 38.5% en un lapso de 6 meses.

Finalmente, Banxico cuenta con el instrumento más convencional de todos: la tasa de interés, que actualmente se encuentra en 4.75%, pero que puede incrementarse sustantivamente para evitar un impacto profundo sobre el peso mexicano.

Ahora, la reunión de Banco de México para mover la tasa de interés está programada para el jueves de la siguiente semana, muy a tiempo para poder disparar la tasa de interés y salvaguardar a la moneda. Sin embargo, dada la magnitud del evento Banxico podría realizar una reunión extraordinaria y sorprender al mercado, tal cual ocurrió en febrero de este año cuando incremento la tasa de interés en 50 pbs.

De ser así, estimamos que el ajuste de la tasa de interés podría ser en este mes entre los 100 y 150 pbs, al tiempo que el comunicado oficial podría anunciar que, de ser necesario, Banxico realizaría un incremento similar antes de que acabe el año.

Dicho movimiento no es menor, porque el escenario de la Fed para subir la tasa de interés se ha nublado por completo, lo que potencialmente aumentaría el spread de tasas entre México y Estados Unidos en toda la magnitud que Banxico suba la tasa de interés.

Adicionalmente a estas medidas es factible esperar que José Antonio Meade se coordine en paralelo a Carstens y anuncie un recorte más profundo del gasto público, en aras de mandar un mensaje de estabilidad a los mercados financieros (de ahí que Carstens mencionase haber tocado base con Hacienda).

Y también es factible esperar que la comisión de cambios amplifique la forma en que inyecta dólares a la economía, la cual hasta ahora, había quedado de manera discrecional por parte de las autoridades. El ajuste puede venir entonces de varias maneras: 1) se pueden reactivar las subastas diarias con precio mínimo (a 1.5% en estos días); 2) mantener el programa de compra y venta de dólares en directo; y 3) anunciar un programa de subastas extraordinarias por montos cercanos a los 3 mil millones de dólares para aliviar astringencias financieras, y que no están sujetas a una depreciación mínima para poder realizarse.

Con todo, estamos por amanecernos en un nuevo mundo, donde la historia comenzará a reescribirse, y el blindaje Azteca se pondrá a prueba… quizá como nunca antes.

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