No se dice Corona Bonos, se dice… mutualizar la deuda

Desde la última semana de marzo se han llevado a cabo acaloradas reuniones virtuales, respecto a la necesidad de la Unión Europea de enfrentar los embates ocasionados por el COVID-19.

Y esto resulta prioritario dado que las primeras estimaciones calculan una caída considerable en el PIB de la Zona Euro junto con todos los impactos sociales y políticos que implicaría.

Por esta razón, desde hace varias semanas el Banco Central Europeo ha implementado algunos programas de relajación monetaria mediante la recompra de activos, especialmente deuda emitida por gobiernos y corporaciones, esta vez, independientemente de su calidad crediticia.

Sin embargo, estos esfuerzos podrían quedarse cortos para estar a la altura de la situación, ante una probable caída del PIB Euro del 10%, y aunque ya pasó la resaca del 2008 y la crisis inmobiliaria en Europa, aún no ha finalizado la fase de resiliencia europea.

Es por esta razón, que el Banco Central Europeo, ahora liderado por Christine Lagarde ha solicitado al resto de los países que conforman la unión monetaria a realizar un esfuerzo extraordinario y buscar mecanismos que provean de fondos a las economías locales para resarcir los daños que el COVID-19 dejará tras su paso por este pandémico año 2020.

Entre las principales ideas que se han surgido ante esta situación, es la emisión de deuda en nombre de la Unión Europea, situación que puede ser considerada una carga innecesaria para unas naciones y un alivio para otras tantas.

Esta deuda emitida por los miembros de la Zona Euro para mitigar los efectos negativos del COVID-19, ha sido bautizada con el nombre de Corona  Bonos, y no es otra cosa que deuda respaldada por los distintos países que conforman dicha zona, y se destinaría a objetivos específicos como fortalecer sistemas de salud y apoyos al desempleo.

En cada crisis económica se suele señalar “Esta vez es diferente”, y es que esta vez es diferente, totalmente diferente, debido a que la pandemia está impactando igual al país industrial del norte como al sureño en sus ricos viñedos.

Pero como todo en la Zona Euro, esto ha resultado en una situación muy compleja, por un lado tenemos a la parisina Christine Lagarde proponiendo una única emisión de Corona Bonos, lo cual es una herramienta nueva y distinta a los mecanismos con los que el BCE cuenta, y por el otro lado, tenemos a líderes como Angela Merkel que se oponen rotundamente a la mutualización de la deuda. Otros países que se oponen son Holanda y Austria.

Y las razones del bloque opositor son justificables dado que no tienen necesidad de endeudarse para enfrentar al COVID y utilizar las herramientas que el BCE actualmente les provee, como lo es el Mecanismo Europeo de Estabilidad y el Banco Europeo de Inversiones. Ambos mecanismos exigen a los países contar con disciplina fiscal, es decir, implementar medidas de austeridad. Situación en la cual, Alemania, Holanda y Austria no tienen ningún inconveniente en realizar en el remoto caso de utilizar dicha ayuda.

Estos programas no son del total agrado de otros países como Italia, como sabemos, los italianos disfrutan de un excelente sistema de seguridad pública y no están dispuestos a sacrificarlo a costa de las condiciones impuestas por la dolorosa disciplina fiscal. De hecho, es mucho más probable que tomen la decisión de dejar la unión Europea que verse doblegados por los grandes capitales financieros.

Esta situación, pone muy nervioso al primer ministro Giuseppe Conte, quien conoce perfectamente los costos políticos que representa obtener ayuda de los programas que el BCE Europeo. Por esta razón es partidario de los Corona Bonos, los cuáles aliviarían las condiciones de los países miembros sin necesidad de sacrificios adicionales.

Todos los países de la Zona Euro saben que con los Corona Bonos están en juego demasiadas cosas, pero el principal riesgo podría ser poner en tela de juicio la utilidad de dicha integración monetaria en escenarios adversos como el que se vive actualmente.

En 1919, Keynes expuso en las Consecuencias Económicas de la Paz, las implicaciones que tendrían  para los países firmantes las imposiciones del Tratado de Versalles una vez finalizada la Gran Guerra y que estas podrían desembocar en una crisis de magnitudes mayores (Ya sabemos de sobra lo que sucedió en 1929 y la Segunda Guerra Mundial).

En esta ocasión, si las naciones europeas optan por el Mecanismo Europeo de Estabilidad en unos años podríamos estar presenciando otra debacle económica-financiera.

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